CONCIERTOS
TEMÁTICOS
MÚSICA
Y PSICOLOGÍA
De
la retórica de los afectos a los temperamentos hipocráticos.
Psicología y expresividad en la música antigua.
CAMERATA
NUMEN
Obras
de Borchgrevinck, Praetorius, Pergolesi, Albinoni, Dowland, Händel y
Purcell
Sábado
17 de mayo de 2014
12
horas
Aula
Magna. Edificio Altabix
“Cinco
cabezas grotescas”, dibujo de Leonardo da Vinci
La
evolución de la escritura musical no puede mantenerse dentro de los
estrechos márgenes de los diferentes elementos técnicos que la
constituyen (técnica instrumental, recursos armónicos y
contrapuntisticos, etc.). Si bien es cierto que en nuestro país la
formación musical ha sido injustamente relegada frente a otras
disciplinas, también lo es que en muchas ocasiones esta misma
posición marginal ha sido favorecida por los propios profesionales,
centrando su actividad en la exhibición de sus facultades técnicas
e ignorando que toda obra musical es hija de su tiempo.
La
emancipación de la Música, liberándose de las ataduras de su uso
dentro de la liturgia o de la danza, no es ajena a las corrientes de
pensamiento que se produjeron en la Edad Moderna. Una interpretación
no contempla en su totalidad la obra musical si obvia estas
influencias.
En
este contexto, los compositores introdujeron en su música
dimensiones del pensamiento humano que habían sido ignoradas en las
etapas anteriores. El ser humano es contemplado en su totalidad,
incluyendo sus pasiones, las cuales han de ser explicadas
racionalmente. Con todo, resulta paradójico que una forma como la
sonata de cuatro tiempos (la sonata da chiesa) que
tiene su origen en el ofertorio de la misa, deba relacionarse con una
teoría como la de los cuatro temperamentos. Esta vinculación se
ilustra fácilmente con las diferentes elementos que integran las
obras de este concierto, cuya interpretación no debería en ningún
caso realizarse desde el desconocimiento de todos estos elementos
extra-musicales que, al fin y al cabo, forman parte del mundo en que
estas piezas fueron concebidas.
La
coherencia entre las diferentes partes de una suite,
concierto o sonata no se limitaba al uso de una misma
tonalidad (o “tono vecino”, en alguno de los tiempos
intermedios), el compositor debía demostrar que era capaz de
explotar en un mismo material musical todos sus recursos expresivos.
Esto no era una novedad, como podemos ver en la Pavana de
Borchgrevinck, con cuya melodía principal y buena parte del
contrapunto Praetorius construye una animada Gallarda. Ambas piezas
pertenecen a una recopilación publicada por Philip von Ohr en 1607,
en la que cada Pavana va acompañada de su Gallarda, tal y como era
habitual en el Renacimiento.
El
salto cualitativo que se da en el Barroco coincide con la
introducción del pathos en la música instrumental. En este
punto la expresión de las pasiones supera el simple reto de
contrastar una pausada pavana con una animada gallarda. Al igual que
en la evolución que se dio en la escultura desde el periodo clásico
griego al alejandrino, con resultados tan expresivos como el grupo
escultórico de Lacoonte y sus hijos, en
el que a la expresión del ethos (labelleza)
se une la del sufrimiento (pathos).
En el concierto para flauta de Pergolesi es claramente visible cómo
una misma idea musical puede ser una elaborada desde el allegro
inicial, para acabar en un ritmo de danza tras un emotivo largo.
Esta
capacidad de expresión de las pasiones en el Barroco fue uno de las
consecuencias de, mediante el desarrollo de la ópera, la pretensión
del resurgimiento de los antiguos logros de la tragedia clásica,
pero no es la única forma en que el pensamiento del mundo antiguo
influye en el tema que nos ocupa hoy. Tanto Hipócrates como Galeno
habían supuesto que la interrelación de los cuatro humores tenía
consecuencias sobre la personalidad del individuo. Esta teoría de
los cuatro temperamentos, que ocupa una buena parte de la
Psicología anterior al siglo XX, se ve reflejada en los cuatro
tiempos de la sonata da chiesa. Como podremos ver en las
sonatas a 5 de Albinoni, una misma idea musical puede expresar
los temperamentos melancólico, colérico, flemático y sanguíneo.
A la luz de esta similitud, el oyente contemplará de una manera
diferente cómo a la soñadora preparación de un tiempo lento
inicial sigue la frenética elaboración del allegro siguiente,
la indolente ternura del tercer movimiento o la extrovertida danza
que cierra el ciclo.
Además
de estas teorías, el estudio de la Retórica influyó en la
elaboración de un lenguaje simbólico del que se sirvieron los
compositores para expresar los diferentes afectos, problemática
que es abordada desde los escritos de Vincenzo Galilei (padre de
Galileo) hasta el tratado de tecla de Carl Philipp Emanuel Bach, el
cual escribe (como si del moderno Método Stanislawsky se
tratara) que un músico “difícilmente podría emocionar sin estar
él mismo conmovido”.
Volvemos
al Renacimiento para entrar en el detalle de la escritura musical.
Las notas largas, con las duras disonancias producidas en los
“retardos” son utilizadas por Josquin Desprez en su Deplaration
sur la mort d'Ockeghem, sobre la que Susato compuso la Pavana
que oiremos en esta ocasión.
Por su
parte, la canción Flow my tears, elaborada como pieza
instrumental a cinco voces por el mismo autor (Pavana Lacrymae),
ha sido descrito como la mejor descripción del llanto de la historia
de la música. Es una pieza con clímax expresivos en cada una de sus
tres secciones, a los que se llega con notas largas, de nuevo creando
disonancias por los retardos, motivos acéfalos (no en vano los
franceses llamarían después “soupir” al silencio de corchea) y
una melodía que desciende como las lágrimas por las mejillas.
El
programa finaliza con dos emotivas arias barrocas: Lascia ch'io
pianga, del Rinaldo de Händel, y el Lamento de Dido,
del Dido y Eneas de Purcell. En ambas se unen a los recursos
retóricos descritos con anterioridad otros nuevos, en los que se da
una insuperable unión de música y letra, destacando el basso
ostinato sobre el que se construye la melodía que canta la reina
Dido antes de su suicidio, consistente en una línea cromática
descendente que se repite hasta el final de la pieza.